CEM y rendimiento atlético: ¿Cómo se asocia el estrés oxidativo con un rendimiento inferior?

¿Es posible que los EMF estén afectando el rendimiento de los atletas? ¿Y de qué manera? El estrés oxidativo ha sido uno de los muchos efectos comprobados de la exposición constante a los EMF, y definitivamente puede afectar el rendimiento físico de un individuo.
Los seres humanos han practicado deportes durante siglos. Tal vez no de la misma forma en que se conciben hoy en día, pero hemos evolucionado y sobrevivido practicando movimientos físicos que aún se utilizan a nivel profesional.
Con la introducción y el crecimiento de los deportes competitivos, los expertos comenzaron a buscar formas de mejorar el rendimiento atlético para aumentar las posibilidades de victoria de un deportista. Hoy, cada atleta, en todos los niveles y disciplinas, está en constante búsqueda de mantener e incluso mejorar su rendimiento deportivo para ser mejor y más competitivo. Sin embargo, para trabajar en el rendimiento deportivo es fundamental comprender y tener presente la gran cantidad de factores, tanto internos como externos, que pueden afectarlo.
Por ejemplo, anatomistas y profesionales en kinesiología han descubierto numerosos factores internos que contribuyen al rendimiento deportivo, como el tipo de fibras musculares, la genética, etc. Además, factores externos como el ambiente, el sueño o las emociones han demostrado influir también en el rendimiento deportivo.
Hasta ahora, muchos atletas y entrenadores son conscientes de estos factores y entrenan teniendo en cuenta su impacto. Pero la ciencia detrás del rendimiento atlético sigue avanzando y seguimos investigando, descubriendo otros factores poco comunes que han sido ignorados, como la exposición a EMF del atleta.
¿Cómo es posible esto? En este artículo, hablaremos sobre cómo el estrés oxidativo producido por la exposición a EMF afecta el rendimiento deportivo de los atletas.
¿Qué es el estrés oxidativo?
El estrés oxidativo es un desequilibrio entre los radicales libres y los antioxidantes en el cuerpo. Los radicales libres son moléculas que contienen oxígeno y tienen un número impar de electrones, lo que les permite reaccionar fácilmente con otras moléculas. Estos radicales libres pueden desencadenar grandes reacciones en cadena en nuestro organismo, y a estas reacciones se les denomina oxidación.
La oxidación es un proceso normal y necesario en nuestro cuerpo. Sin embargo, el estrés oxidativo ocurre cuando hay un desequilibrio entre la actividad de los radicales libres y la actividad antioxidante. Cuando funcionan correctamente, los radicales libres pueden ayudar a combatir patógenos. Pero, si hay más radicales libres de los que pueden ser neutralizados por los antioxidantes, estos pueden empezar a dañar lípidos, ADN y proteínas en el organismo, lo que puede llevar al envejecimiento prematuro y a un sinnúmero de enfermedades a lo largo del tiempo, como diabetes, aterosclerosis, condiciones inflamatorias, hipertensión, enfermedades cardíacas y cáncer.
Estrés oxidativo inducido por EMF
Wade Knez, del ASPETAR Sports Medicine Journal, define el estrés oxidativo como “la carga total que soportan los organismos por la constante producción de radicales libres en el curso normal del metabolismo, sumada a las presiones que impone el ambiente (radiación natural y artificial, toxinas en el aire, alimentos y agua, y otras fuentes de actividad oxidante, como el humo del tabaco)”.
Los campos electromagnéticos (EMF) tienen diversos efectos químicos, incluyendo el deterioro de grandes moléculas en las células y el desequilibrio del equilibrio iónico. Varios estudios han informado que la exposición a EMF también resulta en estrés oxidativo en muchos tejidos del cuerpo, aumentando la concentración y actividad de radicales libres, y afectando la recombinación de parejas radicalarias.
Durante la última década, se han publicado numerosos estudios originales sobre la exposición a EMF y el estrés oxidativo. Por ejemplo, un estudio publicado en 2017 por un grupo de investigadores turcos afirmó que “la reacción de Fenton es un proceso catalítico que convierte el peróxido de hidrógeno, un producto de la respiración oxidativa mitocondrial, en un radical libre hidroxilo altamente tóxico. Algunos estudios han sugerido que los EMF son otro mecanismo a través de la reacción de Fenton, lo que sugiere que promueven la actividad de radicales libres en las células”.
Por otro lado, en un trabajo integral con ratas Sprague-Dawley, después de 6 meses de exposición a RF-EMF a diferentes frecuencias por debajo de los límites y recomendaciones regulatorias, se encontraron indicios de daño en el ADN en el cerebro. Al mismo tiempo, la capacidad del sistema antioxidante se agotó, ya que los marcadores antioxidantes medidos fueron significativamente menores en comparación con animales no expuestos. Estos resultados indican que el estrés oxidativo inducido por RF-EMF puede ocasionar daño en el ADN de las neuronas durante exposiciones prolongadas. Resultados prácticamente idénticos se hallaron en otros estudios.
Estrés oxidativo y su incidencia en el rendimiento deportivo
El entrenamiento por sí solo incrementa la producción de radicales libres y especies reactivas de oxígeno (ROS) de diversas maneras. Durante la actividad física, la demanda de oxígeno aumenta, especialmente en el músculo esquelético, lo que provoca un cambio drástico en el flujo sanguíneo hacia diversos órganos. Además, el microtrauma muscular inducido por el ejercicio favorece la infiltración de fagocitos en la zona lesionada. Estos cambios fisiológicos que ocurren durante el ejercicio agudo aumentan la producción de radicales libres, induciendo daño oxidativo a biomoléculas.
Un programa de actividad física correcto o un entrenamiento muscular racional genera un aumento moderado y a corto plazo de los radicales libres, los cuales juegan un papel importante en la adaptación física. Pero hay algo que se está ignorando: además de los radicales libres generados naturalmente por el ejercicio y otros factores externos conocidos, los atletas también generan una mayor cantidad de radicales libres debido a la exposición a EMF.
Es importante notar que los beneficios para la salud del ejercicio se ven limitados por la acumulación excesiva de especies reactivas de oxígeno (ROS). Así que sí, un estrés oxidativo adicional o excesivo podría afectar el rendimiento de un atleta de múltiples maneras.
Daño muscular
Las lesiones musculares relacionadas con el entrenamiento se presentan en dos fases. La primera consiste en las lesiones que ocurren durante el ejercicio, que dependen de varios factores relacionados con la estructura de las fibras. La segunda fase está vinculada a procesos inflamatorios retardados. Las fibras musculares dañadas causan la infiltración de glóbulos blancos que degradan el tejido dañado generando ROS, lo que atrae aún más glóbulos blancos a la zona afectada.
Durante este proceso, lo ideal es que las fibras musculares se regeneren; y si la concentración de ROS se mantiene dentro de un rango fisiológico normal, debería tener un efecto positivo en la recuperación. Sin embargo, si la concentración de ROS es demasiado alta, puede llevar a inflamación crónica, una recuperación incompleta y, en casos extremos, a la formación de tejido cicatricial fibroso o incluso necrosis.
Habilidades motoras
Varios estudios han revelado que los atletas profesionales retirados tienen un riesgo significativamente mayor de desarrollar enfermedades neurológicas como el Alzheimer o la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), y sufren una pérdida progresiva de neuronas que afecta las habilidades motoras y cognitivas.
Los deportes de contacto, como el fútbol, el rugby, el hockey o el boxeo, son particularmente arriesgados, especialmente en el caso de traumas físicos como colisiones de cabeza o lesiones en la médula espinal. Un estudio realizado con 7,325 futbolistas profesionales que jugaron en la primera y segunda división italiana entre 1970 y 2001 mostró un riesgo significativamente aumentado de desarrollar ELA.
Lesiones ateroscleróticas
El colesterol es un compuesto esencial y un componente estructural de todas las membranas celulares. Es necesario para la síntesis de diversas hormonas, vitaminas y coenzimas. El colesterol solo se vuelve perjudicial si los radicales libres lo oxidan. En ese caso, es consumido por los glóbulos blancos y se incrusta en las paredes de los vasos sanguíneos en forma de células espumosas.
La combinación de este proceso con el estrés oxidativo sienta las bases para la aterosclerosis, independientemente de que tus niveles de colesterol sean altos o bajos. Se considera que el estrés oxidativo y la oxidación subsiguiente del LDL son contribuyentes principales al deterioro de la función endotelial y al desarrollo de lesiones ateroscleróticas.
¿Existen formas de eliminar ese estrés oxidativo inducido por EMF?
El estrés oxidativo es inherente a la actividad física intensa y, hasta cierto punto, es necesario, por lo que no es posible eliminarlo completamente en el deporte. Lo que sí podemos hacer es trabajar en la mejor forma de controlar o eliminar por completo las fuentes externas que pueden inducir un estrés oxidativo peligroso en atletas.
Hoy en día, gimnasios, estadios y otros establecimientos deportivos están altamente tecnificados por diversas razones. Existen equipos especiales para entrenar, registrar y medir el rendimiento; necesitan sistemas de iluminación de alta intensidad, sistemas de ventilación, estaciones de energía, e incluso conexiones robustas y equipos para transmitir en vivo partidos y competiciones.
Todos estos elementos crean una combinación de radiación electromagnética artificial que genera mayores cantidades de estrés oxidativo en los atletas, afectando su rendimiento y exponiéndolos a riesgos a largo plazo para su salud.
Aunque parezca complicado, existen formas posibles de controlar los EMF. La solución es comenzar a trabajar en la creación de espacios más limpios para que los atletas entrenen y practiquen. Esto se puede lograr impulsando una mejor planificación en el despliegue de tecnologías en estos lugares, coordinando la fabricación de maquinaria deportiva electro-limpia con marcas deportivas especializadas y utilizando soluciones de filtrado que eliminen al 100% los efectos nocivos de los EMF.
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